viernes, 12 de octubre de 2018

Sistema Nervioso: Lóbulos

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Lóbulo cerebral:  hacen referencia a diferentes regiones de la corteza cerebral. Es decir, el córtex del cerebro que está divido en varias estructuras, según su función, que se conocen como lóbulos cerebrales, los principales lóbulos cerebrales son: Lóbulo frontal, Lóbulo parietal, Lóbulo occipital, Lóbulo temporal. Los lóbulos cerebrales se caracterizan por abarcar toda la estructura cerebral. Es decir, cubren toda la zona del cráneo, recorriendo las diferentes regiones externas del cerebro.


Es importante señalar que no hay barreras intermedias y que las cuatro grandes áreas que configuran los lóbulos cerebrales trabajan siempre en armonía, conectadas y compartiendo información de forma constante. Por otro lado, que cada lóbulo cerebral presente una serie de características propias no significa que cada estructura controle casi en “exclusiva” una determinada tarea. Muchas actividades y procesos se superponen a través de las distintas regiones cerebrales.
Así, el funcionamiento de una región no podría darse de forma efectiva sin la presencia de otra. De ahí que en ocasiones, el daño cerebral ocasionado en un área concreta, pueda compensarse con lo que otras regiones puedan lleva a cabo con mayor o menor efectividad. Partiendo de aquí podemos saber que cada uno de los cuatro lóbulos que conforma el cerebro cruza ambos hemisferios. De ahí que los neurólogos suelan hablar con mayor precisión del lóbulo frontal izquierdo, del lóbulo frontal derecho, etc.


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Los lóbulos frontales son la esencia misma del resultado de nuestra evolución. Situados en la parte frontal de la cabeza, y justo debajo de los huesos frontales del cráneo y cerca de la frente, conforman la región más afinada de nuestro cerebro, la que más tiempo tardó en evolucionar y aparecer. Así, entre las diversas tareas que puede llevar a cabo, están las siguientes:
  • El lóbulo frontal se caracteriza sobre todo por sus procesos cognitivos, por esas sofisticadas tareas ejecutivas que nos permiten planificar, la coordinación, la ejecución, el control del comportamiento, fijar la atención, memorizar datos a largo plazo, comprender lo que vemos, regular las emociones, etc.
  • Asimismo, el lóbulo frontal nos permite también comprender y reaccionar ante los sentimientos de los demás, es decir,  la empatía, la regulación de la motivación y búsqueda de recompensas: la mayoría de las neuronas sensibles a la dopamina del cerebro se encuentran en el lóbulo frontal.
  • Por otro lado, el lóbulo temporal también desempeña actividades importantes como el establecimiento de metas, la previsión, la regulación de las emociones y la articulación del lenguaje o habla, gracias al área de Broca, una región excepcional que nos permite traducir los pensamientos en palabras.
Permite mitigar el comportamiento instintivo e impulsivo, y aportar racionalidad y coherencia a la conducta. Las funciones más importantes del lóbulo frontal son:

  • Meta-pensamiento:El lóbulo frontal es el encargado de desarrollar la capacidad de pensar en abstracto sobre las cosas que están presentes en la imaginación. Es decir, permite el pensamiento acerca de elementos que no están siendo registrado por los sentidos. Este tipo de pensamiento que desempeña el lóbulo frontal puede incluir diferentes grados de abstracción. Atañe el razonamiento y la atención acerca de la forma de pensar.
  • Gestión de la memoria de trabajo:El lóbulo frontal se encarga de llevar a cabo la memoria de trabajo, es decir, desarrolla una memoria “transitoria” de información relativa a aspectos que transcurren a tiempo real.
  • Lesiones en esta región del cerebro provocan alteraciones en la memoria de trabajo y múltiples investigaciones han mostrado que el lóbulo frontal resulta básico en los procesos de aprendizaje.
  • Ideación a largo plazo: El lóbulo frontal permite realizar la actividad de proyectar experiencias pasadas en situaciones futuras. Este procedimiento se lleva a cabo mediante normas y dinámicas que se han ido aprendiendo a lo largo del tiempo. Esta actividad efectuada por el lóbulo frontal permite a las personas establecer objetivos, metas y necesidades en puntos o momentos notablemente alejados del presente.
  • Planificación:De forma relacionada con la actividad anterior, el lóbulo temporal resulta una estructura básica para la planificación mental y conductual. Pensar en el futuro permite imaginar planes y estrategias. El lóbulo frontal no sólo crea posibles escenas futuras en la mente de la persona, sino que también permite la navegación entre los distintos pensamientos, buscando los objetivos y las necesidades personales.
  • Control conductual: La parte más inferior del lóbulo frontal, es decir, la zona orbital, es una región cerebral que está en constate relación con los impulsos que provienen del sistema límbico (región más profunda del cerebro que origina y desarrolla las emociones). 
          Por este motivo, una de las principales funciones del lóbulo frontal consiste en amortiguar los              efectos de los impulsos emocionales para evitar conductas emocionales o impulsivas que                    puedan resultar inadecuadas.

  • Cognición social: los lóbulos frontales resultan estructuras básicas para el desarrollo del pensamiento social. Estas regiones permiten atribuir estados emocionales y mentales a los demás. Es decir, desarrollan las actividades referentes a la empatía. Esta función del lóbulo frontal tiene como objetivo influir en la conducta de la persona e incrementar la relación e integración social entre individuos. De hecho, lesiones en esta región del cerebro ocasionan una notable alteración de la conducta social e interpersonal, así como en la gestión emocional y los rasgos de personalidad del individuo.



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El lóbulo parietal está sobre el lóbulo occipital y detrás del lóbulo frontal; se sitúa en la zona que recae bajo el hueso parietal. Es decir, se ubica en las partes medias y laterales de la cabeza
Sus funciones son múltiples, pero si hay algo que define a esta área cerebral es su papel en la percepción sensorial, el razonamiento espacial, el movimiento del cuerpo y nuestra orientación.



Es además en esta área donde se capta la información sensorial relativa a la mayoría de nuestros órganos sensoriales. Es aquí donde se procesa y regula la sensación del dolor, la presión física y la temperatura, etc.
Asimismo, gracias al área parietal podemos comprender la naturaleza de los números. Su relación con las competencias matemáticas es por tanto muy relevante.

Lesiones en esta área del cerebro suelen originar anestesia en el brazo y pierna del lado opuesto, a veces con dolores, epilepsias sensitivas y desequilibrios de balance. La lesión del lado izquierdo del lóbulo parietal en cambio, se relaciona con dificultades para leer y realizar cálculos matemáticos.

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De entre los 4 lóbulos cerebrales, el occipital es el más pequeño a la vez que interesante. Se sitúa cerca de la nuca y no realiza una función en concreto. Es casi como esa ruta de paso por donde pasan, se organizan y conectan la mayoría de nuestros procesos mentales.
Participa en los procesos de percepción y reconocimiento visual.  El lóbulo occipital, además, tiene una importancia clave en todo lo relativo a nuestro sentido de la visión. Es la primera zona de la neocorteza y resulta el centro del núcleo ortimáxico central del sistema visual de la percepción. En esta región se recibe información visual de esta área, y proyecta la información correspondiente hacia otras regiones cerebrales que se encargan de la identificación y la transcripción, de hecho, su corteza integra diversas áreas visuales como la que detecta los patrones, procesar esa información y enviarla a otras áreas del encéfalo; nos ayuda a diferenciar los colores. Participa también en la elaboración de las emociones y pensamientos.

Resulta una región poco vulnerable a las lesiones, ya que se localiza en la parte posterior del cerebro. No obstante, el padecimiento de traumatismos severos en la parte posterior del cráneo puede producir cambios sutiles en el sistema visual-perceptivo.

Una pequeña zona del lóbulo occipital conocida como región de Peristriate está involucrada en el procesamiento visual espacial, la discriminación del movimiento y la discriminación del color.
 La lesión de uno de los dos lados del lóbulo occipital puede originar la pérdida homónima de visión, afectando al mismo campo cortado dentro de ambos ojos. Por otro lado, los trastornos originados en el lóbulo occipital son los responsables de las alucinaciones e ilusiones visuales.
El lóbulo occipital está dividido en diferentes áreas, cada una de ellas se encarga del procesamiento de una serie de funciones determinadas. Las más importantes son:

  1. Elaboración del pensamiento y la emoción.
  2. Interpretación de imágenes.
  3. Visión.
  4. Reconocimiento espacial.
  5. Discriminación del movimiento y colores.

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El lóbulo temporal es el segundo lóbulo de mayor tamaño de la corteza cerebral. Se localiza frente al lóbulo occipital. Limita por su parte superior con el lóbulo parietal y anteriormente con el lóbulo frontal. Pegados casi a las sienes y a ambos lados de nuestro cerebro, están esos lóbulos que regulan también gran cantidad de procesos. Como hemos podido ver hasta el momento, resulta muy complicado asociar a cada una de estas estructuras a una única función especializada. Todas dependen unas de otras, todas se hallan conectadas y favorecen esa armonía perfecta donde los lóbulos temporales desempeñan también tareas esenciales:

Nos ayuda a reconocer rostros, también se relacionan con la articulación del lenguaje y la comprensión de los sonidos, las voces y la música, facilita el equilibrio y participa en la regulación de las emociones, como la motivación, la rabia, la ansiedad, el placer, etc.
Por otro lado, el lóbulo temporal desempeña funciones importantes  relacionadas con la audición y el lenguaje. Durante la escucha de habla o música, esta región cerebral es la encargada de descifrar la información. Así mismo, el lóbulo temporal medial incluye un sistema de estructuras relacionadas con la memoria declarativa (el recuerdo consciente de hecho y eventos). Esta estructura atañe la región hipocampal, y las cortezas perrinial, entorrinal y parahipocampal adyacentes.

Lesiones en esta estructura cerebral suele originar alteraciones de memoria y dificultades en el reconocimiento de la información verbal y visual.


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La ínsula lobular:
La ínsula,  también conocida como corteza insular presenta un tamaño mucho más reducido que los otros lóbulos cerebrales  un lóbulo oculto justo debajo de los lóbulos temporal, frontal y parietal, es un área muy recóndita y de complejo acceso localizada entre diversos los vasos venosos y arterias.
No se conoce con exactitud cuáles son sus funciones. No obstante, han podido observarse diferentes procesos y alteraciones en pacientes que sufren epilepsia y que presentan diferentes daños en esta estructura. Participaría por ejemplo en el sentido del gusto, en el control visceral y la somatopercepción y estaría relacionada también con nuestros procesos emocionales al formar parte también del sistema límbico.

La porción más anterior de la corteza insular se encuentra muy relacionada con el sistema límbico. Parece que esta región desempeña funciones importantes en la experiencia subjetiva emocional y su representación en el cuerpo.

En este sentido, Antonio Damasio ha propuesto que la ínsula se encargaría de emparejar los estados viscerales emocionales que están asociados con la experiencia emocional, dando así lugar a la aparición de los sentimientos de consciencia.

Por otro lado, ciertas investigaciones han postulado que la ínsula se encarga de procesar la información convergente de los globos oculares, generando una respuesta genital en el hemisferio izquierdo del cerebro. Esta función permitiría la creación de un contexto emocionalmente relevante para la experiencia sensorial.

Finalmente, varios experimentos han mostrado que la ínsula desempeña un papel importante en la experiencia del dolor y la experiencia de un gran número de emociones básicas, tales como el amor, el miedo, el disgusto, la felicidad o la tristeza.






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